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Tengo amigas que dicen que los tíos son unos inmaduros, unos inseguros, unos cobardes, y todos los adjetivos pellorativos que se os puedan ocurrir.
Yo nunca he creído que tuvieran razón. O, mejor dicho, nunca he creído que se pudiera generalizar acerca de esas afirmaciones.
Ahora bien, hay algo que debo decir, que siempre he sospechado, y que hoy definitivamente me ha quedado confirmado.
Así como ellos pueden ser inmaduros e inseguros, nosotras somos diréctamente imbéciles.
Y hoy lo he podido comprobar en primera persona.
Viene Josh a verme al curro. Se queda un buen rato a pesar de que apenas puedo estar con él. Mientras yo no paro con el teléfono y el ordenador arriba y abajo, él se limita a demostrarme su cariño los pocos segundos que le puedo dedicar entre una cosa y otra, pero siempre sin agobiar. Observo que lleva puesta la alianza y yo no (por lo cual me he sentido increíblemente culpable). Me siento realmente afortunada de tenerle aquí, pero casi olvido darle las gracias en el último momento. Me muero por besarle y abrazarle... Demasiado trabajo. Me siento estresada. Deseo con todas mis fuerzas poder verle esta tarde, aunque no sea más que un rato.
Cuando se despide de mí (ya llega tarde), le grito por encima del mostrador un "gracias por venir" aparentemente más frío de lo que en realidad es. Unos minutos después, vibra un móvil en la mesa. Inconscientemente sonrío, convencida de que es él. Miro, pero mi teléfono tiene la pantalla apagada. "Qué raro", pienso. Busco en torno a mí el origen del ruido. Veo una funda en el otro ordenador; funda que reconozco inmediatamente. "Vaya...". Decido que en un rato llamaré a casa de Jose para avisar y que no se preocupe, que yo le cuido el móvil.
De pronto dos seres aparecen en mis hombros. En uno un angelito:
-Mantente alejada del móvil.
En el otro, un demonio:
-Sentir curiosidad no es malo.
-La curiosidad mató al gato.
-La curiosidad impidió que cometieras errores en el pasado.
-¿Acaso no confías en él?
-No es lo mismo desconfianza que curiosidad.
-Tal vez a tus ojos no, pero a los de la gente, lo será.
-Te deja el móvil, te lo dijo el otro día.
-Precisamente por eso, sabes que no tiene nada que ocultar. No mires.
-Sabes que no tiene nada que ocultar, pero el ser humano es curioso por naturaleza.
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Me analizo a mí misma. La verdad es que es cierto que no siento desconfianza, sino simple curiosidad. Sé que no debería hacer lo que voy a hacer, pero el demonio gana. Soy demasiado impulsiva.
Entro en los mensajes, aunque no sé muy bien qué mirar, porque realmente no quiero enterarme de nada que no me haya contado porque no haya querido, y porque tampoco creo que haya nada que realmente sea importante y que no sepa ya; no desconfío de él... Así que decido ir echando un vistazo por encima a las primeras frases de los mensajes de gente que no conozco. Me llama la atención un nombre: "Cris kfghsifj", o algo así. Me hace gracia, y leo el mensaje. Dice algo así como "mañana al final no puedo pasar a buscarte, pero avisame si quieres acompañarme a hacer la matrícula". Me digo que no importa, sólo es una colega, aunque no me suena habérsela oído mencionar. Entonces, casualidades de la vida, el móvil vibra de nuevo. Una llamada perdida, de "cris fgsdjfkg". Y claro, lo demás está cantado: punzada de celos.
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En ese momento me odio a mí misma, porque una cosa es sentir curiosidad, y otra muy distinta sentir celos. Y no debería estar sintiéndolos, porque le conozco y sé que me quiere, y sé que no tengo motivos para sentirlos.
Así pues, decidida a hacer algo para redimirme, salgo de la bandeja de mensajes, dejo el móvil sobre la mesa, llamo a casa de Josh y le pido a su madre que le diga que se quede tranquilo que no ha perdido el móvil, y que cuando llegue a casa llame a una chica que se llama "Cris kghsdfk" (a la cual a partir de ahora llamaremos "Cris-de-apellido-desconocido"), que le ha llamado antes y que igual pasa algo importante. Y lo digo tranquilamente, y con toda la confianza del mundo, porque SÉ que no pasa nada.
Su madre me dice que vale, que se lo dirá, que seguro que llega a casa preocupadísimo por no tener el móvil, y que "Cris-de-apellido-desconocido" es una chica que vive en su barrio, que van a la misma academia, y con la que obviamente, se baja todos los días para no bajarse solos ninguno de los dos.
Genial. Ahora además de sentirme culpable y de odiarme a mí misma, me siento como una imbécil.
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Sí, es cierto, podría no decir nada, no publicar esta entrada, y así me evitaría cualquier posible reproche. Pero no me gusta ocultar las cosas. O mejor dicho, no quiero ocultarLE nada. Además, quería disculparme, y ya de paso, así me desahogo.
Pues lo dicho: que lo siento mucho Josh. Pero que te prometo que sólo era curiosidad.
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1 comentario:
Buenas! Después de algun tiempo sin pasarme por aquí, he decidido hacer una visita. Respecto a esta entrada: ya te he dicho muchas veces que no me importó que miraras el móvil, que no tengo nada que esconderte, y que me gustó mucho que me dijeras la verdad, porque podías haberlo mirado y no haber dicho nada. Pero aun así me lo dijiste sabiendo que no me lo iba a tomar mal y sabiendo que me gustaría que me lo dijeras si lo hubieras hecho.
Así que no solamente te digo que no te preocupes por esto, sino que también te doy las gracias por haber confiado en mi y haberme sido sincera en todo momento. Todo descubrimento, al fin y al cabo, es el producto de la curiosidad.
Otra cosa: jamás quisiera volver a oirte ni verte decir que eres imbécil o algo así, porque no es cierto. Que no hagas las cosas como en realidad te hubieran gustado que salieran no significa que seas imbécil ni nada parecido. No sigas dándole vueltas a la cosa, porque yo no le he dado ninguna, y nadie se va a preocupar por algo por lo que yo no lo halla hecho, ¿vale?
Te quiero mucho. Gracias por esa confianza en mí. Cuídate cielo!!
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