Ingredientes para dos personas:
Tú.
"Esa" persona (en mi caso, Josh).
Un tren petadísimo de gente.
Una vieja amargada (opcional).
Un lugar agradable, a la sombra, y donde tumbarse tranquilamente a pasar el rato.
Buena conversación.
Besos con risas.
Máxima indiscrección.
Ninguna prisa.
Un litro de sangría.
Mucho cariño.
El día maravilloso.
"Esa" persona va a buscarte en tren, por la mañana, con muchas ganas de verte. Allí esperas tú, también ansiosa. Ambos subís al tren corriendo, tú sin billete, y apretujados entre una marabunta de personas. Esperáis unos 20 minutos abrazados y enganchados a la barra, durante los cuales el tren llegará a su destino. Al final, llegáis al lugar agradable citado entre los ingredientes, aunque se puede acudir directamente o añadir un toque extra como unos puestecillos de libros, una vieja amargada con la que meterse, o unos momentos de risas sentados en un banco a la sombra.
Una vez en dicho lugar, y hasta la hora de comer, se recomienda improvisar a gusto del consumidor. Yo, personalmente, prefiero la mezcla y el contraste de sabores (dulce con salado, grave con agudo...), pero vosotros podéis experimentar con lo que más os guste.
A la hora de comer, acudir a un lugar en el que tengan sangría en abundancia. No importa la comida (como si no tienen nada para comer), pero la sangría debe entrar prácticamente sola.
Tras haberos bebido un par de vasos muy generosos de sangría de una vez, pedid la cuenta y largaros de nuevo a tiraros a la sombra a pasar la tarde. Ahí es donde se debe emplear la buena conversación, que dará lugar a los besos con risas... E, irremediablemente, a una máxima indiscreción que dejará perplejos a todos los transeúntes del lugar, y que probablemente provocará que misteriosamente la gente vaya desapareciendo poco a poco de vuestro alrededor. NOTA: No olvidar añadir en este momento que no se debe tener ninguna, pero ninguna prisa...
Al final de la tarde, tras volver a casa, es recomendable recordar los mejores momentos de la tarde. Yo, con perdón, no voy a escribir aquí las frases más maravillosas, ya que son demasiado preciosas como para ir aireándolas por ahí como vulgares palabras cualquiera. Sólo diré que fueron momentos súmamente románticos... Y que sólo podría contárselos en persona a gente muy concreta... Jo, gracias ^^
Sé que no te gustan las despedidas. Por eso me gusta decirte que "te veo mañana", o "te veo en unas horas", o "te veo en un rato", en lugar de "adiós". ¿Sabes cuándo aprendí yo a apreciarlas? Cuando estaba deseando llegar a Gilitos sólo para regresar a la estación contigo. Era extraño... El momento más triste del día, la despedida; y el mejor momento del día, esos minutos compartidos que terminaban con mi mirada aprovechando cada segundo que podía disfrutar de ti, hasta el momento que te perdías tras la columna de las escaleras de bajada del puente que cruza las vías, cuando regresabas a casa mientras te miraba desde el andén. Fue entonces cuando aprendí el amargo dulzor de una despedida.
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Gracias por la felicitación. Y gracias por esas frases mágicas. Gracias por no quitar la mano en aquel banco. Y gracias por cantarme esa canción al oído.
Gracias por susurrarme aquella frase en francés...
Gracias por todo.
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2 comentarios:
Es la receta de una tarde perfecta en la que cada ingrediente es un momento perfecto, cada beso el toque de azucar del plato, y cada risa el toque de sal. ¿Pero sabes qué es lo mejor de este sabroso puchero? Que es únicamente nuestro: nosotros nos lo guisamos y nosotros nos lo comemos...
Gracias a ti por dejarme felicitarte, y por dejarme decirte esas frases mágicas, y por permitirme abrazarte en el banco, y por escucharme cuando te canto al oido, y por dejarme hablarte en francés... GRACIAS!!!
Un besote, chiquitina!!
que lindo que es soñar..
soñar no cuesta nada..
soñar con los ojos abiertos
y no te cuesta nada mas q tiempo.
soñe que no hacia falta
hacer ningun esfuerzo...
kevin johansen... ser felices chicos
pero antes escuchar esta cancion. que os veo.
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