lunes, 27 de octubre de 2008

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Miro en torno a mí mismo, confundido. Tengo la impresión de conocer a todo el mundo, pero la triste realidad es que nadie me conoce. Paseo sin rumbo fijo por los pasillos, deambulando sin saber dónde voy o si seré capaz de volver sobre mis pasos.

Espero algo, sin saber muy bien qué. Tal vez a ella. Miro un punto indefinido de la pared mientras pienso en su precioso pelo negro, siempre límpio y brillante, y en sus grandes ojos de un verde casi irreal. Pienso en su caminar prácticamentesilencioso, que siempre lo sorprende a uno cuando menos se lo espera.

-Te echo de menos. -le digo en voz baja al aire.

Entonces siento una presencia, y algo me dice que eres tú. Salgo de mi ensoñación mientras sonrío. Me vuelvo, y ahí estás. Perfecta. Mirándome con esos preciosos ojos que ya quisiera más de una para sí misma.

-Hola preciosa. -te digo mientras te acaricio el pelo.
-Miau. -respondes con placer. Adoras que te rasquen tras las orejas.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca dejarás de sorprenderme con tus historias, con tus personajes, con tu imaginación. Eres fantástica y escribes que da gusto leerte. No sé de dónde puedes sacar tantos recursos para hacerlo. A veces me siento como esa gatita, buscado por ti y mimado, y es algo que me encanta. Te quiero!