domingo, 7 de diciembre de 2008

Tarde de domingo.

Y aquí, sentada frente al ordenador, pienso en si será ésta la casualidad de mi vida.

Podría contar mi vida uniendo casualidades, como en la entrada de más abajo titulada "Red social".
Partiendo justamente de aquel día de septiembre en que un óvulo halló un espermatozoide, de los que nueve meses después nacería yo; podría acabar en cómo esta mañana al encender la radio sonaba una canción de Amaral que me ha llevado a escribir esta entrada a la par que a recordar aquella otra que sonaba dentro del taxi... "Moriría por vos".

Pero hoy es otra la casualidad en la que pienso.
Pienso en el día que me decicí a presentarme en la orquesta de Alcalá, sólo por hacer algo nuevo y ver más a la gente del conservatorio.
Pienso en el viaje que yo no pude hacer, en el cual Jose se acercó mucho más a mi pequeño grupo de amigos, y que poco después propició una gran amistad que con el paso del tiempo fue volviéndose mucho más que amor.

Pienso en el principio. En todo el tonteo. En cómo un toke no era simplemente un toke. En cómo un mensaje del otro podía mantenernos felices para todo el día. En cómo buscábamos cualquier excusa para llamarnos y hablar, como haber aprobado el carnet de conducir o haber acabado los exámenes.
Pienso también en que es una pena que el tiempo vaya suavizando las cosas; aunque es ley de vida. Si no, un día a día con ese ritmo acabaría siendo agotador, y terminaría con la energía física y mental de ambos.
Sin embargo, en días como hoy me apetece rememorarlo. Y sentirme absolutamente feliz sólo por haber hablado un rato con él. Y sentir que sólo necesito un "intenta llamarme antes de comer, por favor", para detener el mundo a las dos y pico de la tarde.

Supongo que el martes, tras el puente, habrá que regresar al día a día. Volver a estar pendientes de las mil cosas que ocupan nuestra vida: la uni, las orquestas, el conservatorio, la familia, los amigos, el estudiar...
Pero hoy, sólo por un día, pensaré que van a ser dos semanas en las que no voy a parar de verle... Y que por mucho tiempo que me quiten los ensayos, la felicidad de estar todo ese tiempo junto a él y de sentir que mi nube vuelve a elevarse como hace unos meses, merecerá todas esas horas que habrá que recuperar quitándoselas al sueño.

En fin, cavilaciones
"en esta tarde de domingo
que el lunes quedará lejana...
En esta tarde de domingo rara."


1 comentario:

Anónimo dijo...

Y es que hoy nos hemos levantado los dos con el mismo buen humor, con las mismas ganas de reir y de soñar, pensando que si la vida nos ha juntado es porque tiene fe en nosotros, porque sabe que nos espera un futuro lleno de momentos para recordar juntos... Un día más me alegro de ser yo, de ser músico, de haberme esforzado para entrar en la orquesta, de haberme pegado como una lapa en Oporto al grupillo de gente, de haber buscado tu número de teléfono en la guía aquella noche, de haber ido a Alemania, de aquella vez que fuimos a la tetería... Me alegro de que compartamos nuestra vida y nuestra nube, de todas las locuras tan espontáneas que hacemos juntos, de que muchas veces seamos las dos únicas personas en el mundo... Te quiero, te amo, vida mía!