domingo, 21 de junio de 2009

Otra vez, tu mirada.

Y una vez más, tu mirada acelera mi corazón.
Ni siquiera lo imaginas, allí sentado, al otro lado del escenario.
Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo, y doy gracias por la oscuridad del auditorio.

Y aunque ninguna metáfora describe con justicia lo que sentí en aquel instante, en ese momento pensé cómo sería estar tocando en aquel concierto con un instrumento poco común... Y me pregunté si un violín stradivarius sentiría el arrebato del violinista al extraer éste una sóla nota perfecta de su corazón.
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2 comentarios:

josh dijo...

Palabras bellas de una bella mujer. Nunca se puede subestimar el poder de una mirada, el poder de unas palabras, el poder de una lágrima...

Espero que mis miradas siempre te lleguen en forma de amor, que mis palabras siempre te resulten tiernas, que mis lágrimas siempre te parezcan de alguien que se muestra desnudo.

Somos dos trozos de estrella que alguna vez cayeron en la Tierra, y que un día se fundieron. Somos, a la vez, esa estrella que brilla en el cielo, la que tú y yo sabemos. Somos la misma persona. Si crees que en el mundo no eres nadie, deberías saber que eres un mundo para alguien, y por ello te regalo mis palabras, por ser mi mundo, por ser todo lo que hay en mi interior.

carlos dijo...

ana y josh ambos son un poema, gracias por las lagrimas las palabras y se que es verdad por que un nudo en mi garganta se hace......