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No me parece justo que la vida no le trate siempre bien a uno a pesar de ser buena persona.
No me parece justo no poder dormir.
No me parece justo que la inspiración para escribir en el blog, escribir un microrrelato, y además continuar con mi libro, me llegue a las doce y media de la noche.
No me parece justo no haberte visto hoy.
No me parece justo no haber tenido el móvil a mano cuando me has llamado.
No me parece justo no haber podido siquiera oír tu voz en todo el día.
No me parece justo que precisamente el día que me faltas, todos los chicos que conozco aparte de ti recuerden repentinamente que existo.
No me parece justo que tú ya estes durmiendo.
No me parecería justo llamarte y despertarte sólo porque echo de menos conversar contigo.
No me parece justo haber pasado una aburrida jornada con la familia de la que he vuelto deseosa de saber de ti sólo para comprobar que no estabas en casa.
No me parece justo que entre tanto tú te divirtieras jugando a transportar viajeros que sueñan despiertos a este lado de las ventanillas.
No me parece justo que yo piense de forma tan egoísta.
Y, desde luego, no me parece justo que la luna ya esté tan alta que no se vea por mi ventana.
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