jueves, 25 de diciembre de 2008

Carta a los Reyes Magos.

Queridos Reyes Magos:

Seguramente os sorprenda recibir mi carta. Hace mucho que no os escribo, pero no creáis que se debe a que dejé de creer en vosotros. Resulta que, simplemente, no se me ocurría nada que pediros, pues mis padres se empeñaban en ofrecerme todo lo que necesitaba, y no quedaba nada más que pediros a vosotros.

Sin embargo, este año hay algunas cosas que mis padres no podrán traerme, y por ello os ruego que disculpéis mi larga ausencia y no lo toméis como un desplante, sino como un intento de no daros más trabajo del extrictamente necesario, pues sé que se tratan de días duros y ajetreados para vosotros.

Por supuesto, no voy a permitir que se pierda la costumbre que tenía desde que empecé a escribiros de ser generosa.
Por ello, en primer lugar me gustaría pediros que le llevéis paz a todas esas personas que viven en países en guerra, o recién salidos de ella.
También llevadles, por favor, comida y medios a esa gente de los países del tercer mundo que ni siquiera cuentan con papel, bolígrafo, conocimientos o ilusión para pedíroslo por sí mismos.
Asimismo, me gustaría que todas aquellas personas que en estos días se encuentran alejadas de algún ser querido, ya se trate de su familia, de su pareja, de sus amigos... Encuentren alguna manera de verles, o al menos de comunicarse con ellos, para sentirse un poco más cerca y poder recibir todo su calor y cariño.
Y, por supuesto, como cada año, debo pedir el gran imposible... Que se cumpla la utopía de que todo el mundo se vuelva buenas personas, que sean generosas, que antepongan los intereses y el bienestar de los demás al suyo propio, y que se pueda confiar en la su bondad.

Tras todo ello, comenzaré a pedir cosas para mí.

Este año no quiero que los demás me traten como les gustaría que les trataran a ellos, sino como me gustaría que me trataran a mí.
No quiero sentir que hay un abismo entre Ibai y yo.
No quiero que Josh y yo discutamos.
No quiero perder la ilusión.
No quiero volver a perder la sonrisa.
No quiero que Josh vuelva a bajar de nuestra nube, y tampoco quiero bajarme yo.
Quiero aprobarlo todo entre febrero y junio, para así poder relajarme en verano.
Quiero seguir viendo a Josh tan a menudo como hasta ahora.
Quiero encontrarme a gusto en la universidad.
Quiero alegría en mi casa.
Quiero ser feliz.
Quiero bienestar para toda aquella gente que conozco y aprecio.
Y quiero sentirme bien, en primer lugar conmigo misma, y además con los que me rodean.
Pero sobre todo, y especialmente (por favor, os ruego que este regalo no me falte), quiero seguir teniendo la fortaleza necesaria para que si alguna de estas peticiones no llega, o si algún otro detalle de la vida se tuerce; yo pueda levantarme, sonreir, resolverlo, y seguir adelante.

Muchas gracias, por anticipado.

Espero que el día 5 no paséis una noche demasiado mala, que no os llueva ni os haga demasiado frío; y que encontréis en cada casa agua para vuestros camellos y un tentempié para recobrar fuerzas.
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