lunes, 15 de diciembre de 2008

Marcar la diferencia.

"¿Estás a gusto?" "¿Eres feliz?"

Siento tu mano rodeando la mía. Tu alianza y la mía se rozan. Noto tus pulseras abrazando mi muñeca. En mi bolsillo, tu boquilla se hunde ligeramente en mi pierna a cada paso. Sobre mi cuello y mi pecho saltan con cada paso tu llamador de ángeles, tu cadena, y tu cordón de plata. Si aspiro con un poco de fuerza, puedo sentir claramente tu olor a mi lado. Miro tu perfil: pestañas largas, mirada dulce, labios sensuales, sonrisa preciosa... Me encanta observar tu rostro.

En mi mente se agolpan algunas escenas: Un día paseando por Heidelberg, un fin de semana en mi pueblo, cuando empecé a poder acariciar tu pelo, aquel batido de melocotón, cuando aprendí dónde estaban exactamente tus cosquillas, cuando me salió una escala perfecta en la trompa (lo primero que toqué en ese instrumento), cuando te "sustraje" la boquilla, aquella tarde de luz tenue en mi casa, aquella noche frente a la chimenea, la primera vez que me dijiste que me amabas, cuando me preguntabas si quería seguir adelante con esto, todas las veces que has ido a buscarme a la uni, cuando buscaste mi número en las páginas blancas, cuando me dijiste que le veías mucho futuro a lo nuestro, cuando me preguntaste si realmente tú eras mi mejor amigo, todas las mañanas encontrándonos en el tren...

Pienso en el hoy en día. Es posible que haya ratos que prefieras guardarte para tí mismo. Puede que existan algunos momentos que antes no había (o que yo no veía) que, inconscientemente, no compartes conmigo sin darte cuenta de que quizá yo sí quiero compartirlos contigo.

Pero cuando me dices que me quieres, me lo dices sabiendo exactamente lo que estás diciendome, y enfatizando cada palabra. Cuando me abrazas, sigues haciéndome sentir protegida, y segura. Cuando me besas en el cuello, me siento la única mujer sobre la faz de la Tierra... Recuerdo cuando me dijiste que no había ninguna otra mujer a tus ojos más que yo, y que sería así por mucho tiempo. No sé de cuánto tiempo hablabas exactamente, aunque espero que sea realmente mucho. Pero lo que sí sé es que si me besas en la cara, en el cuello, en los hombros, en la espalda... me haces sentir única, y especial.

Sí, es cierto, en ocasiones cometes errores. Igual que yo. Somos personas, y es nuestro derecho... Por eso los lápices llevan goma de borrar.
Pero si me dices que vas a seguir intentando que esas cosillas no pasen, como has hecho hasta ahora (con muy buen resultado, por cierto); si me ofreces una pequeña chispa que encienda la llamita de la ilusión... Entonces sentiré que merece la pena que yo también siga intentando cambiar algunos errores (de momento con no tan buenos resultados como los tuyos, me temo).

Pero, especialmente, sentiré que merece la pena seguir ofreciéndolo todo. Seguir poniendo todas las cartas sobre la mesa. Seguir sintiendo con la misma pasión que antes. Seguir teniendo ilusión en las mismas tonterías; como un toque, un mensaje, una llamada... Todo eso que hablamos hace unos días.

¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.



Y, como decía al principio de esta entrada...
"¿Estás a gusto?" "¿Eres feliz?

Y yo, mirándote con todo el amor que tengo, y respondiéndote con una sinceridad con la que jamás he respondido ha nadie, te digo:
"Sí."

¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.

No será tan fácil, ya sé qué pasa.
No será tan simple como pensaba.

Y me iré tranquilo, me iré despacio.
Y te daré todo, y me darás algo...
Algo que me alivie un poco más.

Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y hablo de países y de esperanzas,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo de cambiar ésta, nuestra casa.

¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.

P.D: Aunque esta entrada esté dedicada en exclusiva a una persona, la canción no es sólo para ella... Así que, ya que habéis llegado hasta aquí sin morir de una subida de azucar, escuchadla; y quienes deban darse por aludidos, que lo hagan.
.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y es que me alegra saber que eres feliz, que estás contenta de llevar una vida compartida conmigo, me alegro de pensar en el día de mañana, viéndonos los dos juntos, recordando algunos buenos ratos como los que ya has puesto en esta entrada... Me alegro de haberte conocido y de que siempre sepas mirar con buenos ojos y compresión los errores de otras personas, de que seas tan dulce, de que seas tan salada, de que seamos indivisibles. Siempre estaré contigo, aun cuando no lo creas... Te quiero!

Jesús V.S. dijo...

Paso para decirte que en mi blog he colgado un cortometraje que terminé de hacer junto a unos amigos este domingo. El post se llama B612, y está escrito el mismo domingo.

Por si quieres pasar a verlo y comentarlo. Un besazo vecina. :)

Edu dijo...

fue Protagoras quien dijo "Pregutante si eres feliz y dejaras de serlo"...
Saludos.