domingo, 25 de enero de 2009

Discursos sin sentido.

Me siento frente a los apuntes de fisiología.
De pronto, algo llama mi atención, y empiezo a pensar en ello.
Ese pensamiento me lleva a otro, y a otro... Así sucesivamente.

Y cuando me quiero dar cuenta, he perdido media hora divagando, en el mejor de los casos.
Es mi día a día. Y es algo que me gusta de mí. Lo llevo conmigo desde que era pequeña, y no lo cambiaría por nada.

Pero hoy, todas mis divagaciones me llevan a ti, aunque en cada ocasión de una manera diferente.

Lo más curioso, por llamarlo de alguna manera, es que jamás termino llegando a ninguna conclusión; supongo que en parte porque no es ese mi objetivo. Es un mero entretenimiento, una forma de divertirme, de disparar mi imaginación... Supongo que por eso se me ha dado bien escribir siempre.

Pero el hecho de no llegar a conclusión ninguna, hace que en ocasiones no pueda pensar en dichas divagaciones más que como una mera pérdida de tiempo. Y más en días en que el timepo es fundamental para estudiar. Como hoy.

Y tras dejar que un millón de pensamientos crucen mi mente uno por uno, vuelvo de mi ensimismamiento. Y me digo a mí misma que "nunca tantas palabras dijeron tan poco".

Bueno, voy a ver si hago algo de provecho antes de que caiga el sol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y eso es algo que me encanta de tí: que puedes pasar las horas pensando en todo y en nada a la vez, que por más que te observo en tu ensimismamiento no soy capaz de imaginar lo que pasa por tu mente... Quién sabe lo que cabe en la mente de una mujer que tiene tantas ganas de vivir soñando, o de soñar viviendo?

No cambies nunca, porque son tus ganas de volar lo que te hace única, arrastrando a gente como yo a tu nube... Esa nube que ambos conocemos perfectamente... Gracias por compartirla conmigo!

Te quiero, compañera de pompa!