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Pido perdón por el tono pésimo y de reproche empleado en la entrada anterior. Debo, eso sí, alegar como excusa que desde hace una o dos semanas mi vida se caracteriza por los innumerables focos de estrés e inestabilidad que no dejan de surgir en diversos ambientes: en la familia, en casa, con la pareja, con los amigos, en la facultad...
No obstante, quiero pediros a todos los que os haya hecho sentir culpables u ofendidos que me disculpéis... Todos tenemos derecho a un mal rato.
No obstante, ya está todo bien. Ahora, una horita para enmimismarme en mi misma, y hacer lo que me dé la gana (desde aislarme del mundo a estar ahí para todo aquel que me necesite), y a pasear por las calles de Madrid; placer que aún no he podido disfrutar este otoño.
Bueno, lo dicho. Lo siento mucho. Optimismo siempre, y a disfrutar el finde.
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1 comentario:
Qué tormenta de pensamientos y emociones en un periodo tan relativamente corto de tiempo! Esto es una locura!
Niña, me alegro de que ayer por la tarde te sintieras mejor tras hablar de lo ocurrido, al fin y al cabo "todos tenemos derecho a un mal día" o un mal rato. Gracias por poner todo lo que está en tus manos para arreglar los pequeños contratiempos de la vida...
Hablando de contratiempos, aprovecho para hacer un comentario sobre la entrada de arriba: felicidades atrasadas a todas las locas y locos que decidieron en algún momento de su vida a aprender música, porque el simple hecho de querer aprenderla lleva implícito que esa persona está tarada perdida de la cabeza...
Arriba los locos y arriba sus locuras! Un besazo enorme, cielo!
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