Estaba conversando conmigo misma, cuando me he dado cuenta de lo divertida que puede llegar a ser una personalidad tan contradictoria como la mía.
Recordaba una conversación con una compañera de trabajo, hace apenas un año:
-Yo es que necesito tener relaciones a distancia. Creo que no podría salir con un chico de Coslada. Me agobiaría demasiado. Además, eso de estar viéndole todos, todos, todos, todos, todos los días... No sé, me gusta demasiado la independencia y la libertad como para eso.
-Pues hija, ¿qué vas a hacer cuando te vayas a vivir con alguien?
-No lo sé, la verdad...
Y, rememorando estas cosas, me decía a mí misma...
-¡Pues menos mal que no ibas a poder!
-Sí, en serio... Era la forma que tenía de ver mis relaciones de pareja. Pensaba que sería incapaz de estar con una persona, y verla todos los días, sin acabar agobiada y estresada. -me respondía.
-Sí... ¡¡Los cojones!!
Y en ese mismo momento, me he echado a reir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Somos tan pegajosos! Somos tan empalagosos! Damos tanto asco!Quién me iba a decir a mí que te iba a haber conocido, que ibamos a intentar algo, que ese algo fuera maravilloso, que pudieran existir ratos como los de esta mañana, que por mucho que te viera siempre quisiera más... Quien me iba a decir que fueras yú! Te quiero mucho, nena!
Publicar un comentario